Desde mucho antes de concebir a mi pequeño Theo decidí que cuando llegase el momento de ser madre, iba a amamantar.
Mi decisión era tan sólida que durante mi embarazo no contemplé otra opción para alimentar a mi bebé. No investigué sobre las diferentes formulas que existen, ni cuál sería apta o no. Pienso que mi decisión se debió a las influencias culturales que sin querer se convierten en “norma”. Crecí viendo a mis tias y primas amamantar a sus pequeños así que yo no tendría porqué ser la excepción. Me lo propuse y ejercí toda esa presión sobre mi misma sin saber que tan difícil sería…
“Amamantar es alimentar a tu hijo con el elixir de la vida”
En mis últimos meses de gestación consulté con una consejera de lactancia, ella solo me reiteró lo que yo ya sabía; “ la lactancia es natural!, tu cuerpo sabrá que hacer, todas las mujeres pueden”… etc. Un pequeño detalle se escapó y considero uno muy importante: todas las mujeres somos diferentes, que pasa si la producción baja? Qué hago para incrementarla nuevamente?! En ese momento no cruzó por mi mente, pues estaba segura que no tendría problema con la producción.
Lamentablemente tuve complicaciones en el postparto. Dislocación de pelvis y dolor crónico en el coxis debido a un desgarre interno durante el parto. Esto fue algo imprevisto y me afectó emocionalmente ya que me veía limitada para cuidar de mi bebé. El dolor era tan extremo que no podía sentarme, y caminaba solo con asistencia.
Amamanté a Theo acostada los primeros dos meses, pero con el pasar de los días empecé a notar una reducción en la producción de leche. Aun así continué amamantando pero lo hacía con más frecuencia, según la consejera: “la estimulación incrementa la producción”. Entonces colocaba a Theo en el pecho cada dos horas sin falla; de día y de noche. Dormía poco pero cada dos horas me levantaba llena de fuerza y empeñada en NO DEJAR de amamantarlo. No quería sentirme derrotada.
Los desafíos se presentan inoportunamente
El desgarre interno no sanó como debía y el dolor solo empeoraba por lo que tuve que ir de urgencias al hospital. Lo que menos esperaba: una infección causó un absceso y tenían que retirarlo quirúrgicamente. Afortunadamente fue un procedimiento ambulatorio pero Theo tuvo que tomar fórmula durante mi ausencia. No podría explicar por escrito que tan difícil fue esta situación para mí. Demasiado abrumante! Me sentía culpable, y negligente por no poder alimentar a mi bebé.
Por suerte mis abuelos paternos viajaron desde Colombia para conocer a Theo, y aprovechando su estadía le comenté la situación a mi abuela. Ella sugirió que la reducción de leche se debía al estrés por mi condición y mi dolor, y que debia tomar té de una hierba llamada “hinojo”. Según ella era la solución para volver a producir leche y en mayor cantidad! Por supuesto que le pedí a mi esposo de inmediato ir al supermercado por la hierba, y comencé a tomar el té tres veces al día. Después de unas semanas de amamantar cada dos horas y de consumir el té note el incremento.
Empecé a producir más leche y continue amamantándo exclusivamente hasta el dia de hoy! Mi bebé tiene 12 meses y me enorgullece poder amamantarlo. Sé que no es algo posible para todas las mamás pero considero que estos métodos de medicina alternativa pueden ser útiles para aquellas que anhelan amamantar tanto como yo.
Durante tu trayectoria con la lactancia materna, cuál ha sido tu desafío más grande? Déjanos un comentario y no olvides chequear nuestra redes sociales en Instagram y Facebook para más datos sobre maternidad!
Hola! Mi nombre es Natalia Quiroga, soy una mamá de 26 años, estudiante de psicología y entrenadora certificada prenatal/postnatal.
Actualmente me encuentro radicada en New Jersey, EUA donde estoy comenzando mi emprendimiento ayudando a mamás a llevar un embarazo y parto saludables, y desde luego una rápida y efectiva recuperación.
Mi interés en esta area surgió como producto de mi experiencia personal con el embarazo y el postparto. El mayor objetivo con mi proyecto es concientizar e informar a las madres sobre los efectos físicos, mentales y emocionales que causa la maternidad y que lamentablemente están siendo subestimados.
Dedico un pequeño porcentaje de mi tiempo al crecimiento profesional, en realidad la mayoría de mi tiempo lo dedico a mi hijo de 12 meses y a su desarrollo. La maternidad me ha hecho ver la vida de otra forma y debo admitir que ser testigo del crecimiento y desarrollo diario de mi bebé es una de las mejores cosas que he podido experimentar! Amo ser mamá. Me pueden encontrar en instagram y facebook como @bewisemama.